Las intolerancias han existido siempre

Las intolerancias han existido siempre

Hoy entrevistamos a Maite Zudaire, ponente de nuestra próxima charla sobre intolerancia alimentaria en la que nos comenta que la celiaquía o intolerancia permanente al gluten y la intolerancia a la lactosa son las intolerancias más reconocidas sin embargo existen otras menos conocidas, con impacto sanitario enorme, muy frecuente, emergente y multisistémica…

Biecor: ¿Qué es una intolerancia alimentaria? 

Maite: La definición más completa, concisa y precisa, es la aportada por el Dr. Félix López Elorza: Una intolerancia alimentaria es la pérdida de la salud por el consumo moderado de alimentos en buen estado de conservación.

Una intolerancia a un alimento se produce cuando el organismo reconoce ese alimento como extraño. La principal causa, que no la única, suele ser una anomalía a nivel digestivo (gastroenteritis, parásitos, consumo de fármacos orales…), o el déficit de enzimas necesarias para la degradación de ciertos componentes de los alimentos. A raíz de estas causas el organismo deja de tolerar con normalidad ciertos alimentos, lo que conduce a la aparición de síntomas que poco a poco van mermando la salud y la calidad de vida.

B: Las intolerancias siempre han existido o es una nueva tendencia…

M: Las intolerancias han existido siempre. La pérdida de la capacidad del organismo para digerir por completo y asimilar un alimento está descrita clínicamente desde hace años.

Las intolerancias más reconocidas son la celiaquía o intolerancia permanente al gluten y la intolerancia a la lactosa. En sendos casos, existe una causa fisiopatológica reconocida. En el caso de la intolerancia a la lactosa, la persona tiene déficit enzimático de lactasa, la enzima que degrada la lactosa o azúcar de la leche. También sucede con otros tipos de intolerancias por deficiencia enzimática como la intolerancia a distintos azúcares (galactosa, fructosa, sorbitol…). La celiaquia o intolerancia permanente al gluten, se produce por alteración de la mucosa del intestino delgado proximal, lo que puede conducir a un síndrome de mala absorción como consecuencia del daño en la mucosa intestinal, en los casos más avanzados y graves, debido a la atrofia de las vellosidades intestinales.

Otro mecanismo concreto de intolerancias alimentarias, menos conocidas pero con un impacto sanitario enorme, es la histaminosis alimentaria no alérgica (síndrome H.A.N.A.). Se trata de una enfermedad muy frecuente, emergente, multisistémica y no bien conocida.

En este tipo de intolerancias alimentarias en la que estoy especializada para su tratamiento dietético, los síntomas aparecen por el impacto de una molécula, la histamina, con los distintos receptores de las células de nuestro organismo. Los síntomas son dispersos porque los receptores de histamina están en todas las células, lo que explica la diversidad de síntomas, aunque todos tienen un nexo común: la descarga fuerte de histamina tras el consumo del alimento responsable.

Sucede que al ingerir un alimento problemático, la persona hace un proceso digestivo anómalo, atraviesan la mucosa intestinal proteínas que llegan a sangre y al entrar en contacto con los mastocitos, estas no las reconocen como algo ‘sano’ sino como algo ‘extraño’ y responden liberando cantidad exagerada de histamina (como un mecanismo de defensa natural del organismo). Esta histamina se va acumulando en los tejidos y con el paso de los años, se van manifestando síntomas derivados del exceso de histamina en los tejidos (por el carácter inflamatorio, vasodilatador y de naturaleza contractiva de la histamina).

Si la histaminosis alimentaria no se resuelve, con los años, puede degenerar en patologías crónicas como colon irritable, cefaleas, fatiga crónica, fibromialgia, roturas fibrilares recidivantes, abortos de repetición e infertilidad. Todos estos trastornos, entre otros, están asociados a este tipo de intolerancias alimentarias.

En todos los casos de intolerancias alimentarias, la recuperación de la salud llega tras seguir rigurosamente una dieta de exclusión temporal de los alimentos problemáticos, o de exclusión permanente en el caso de la celiaquía.

B: ¿Es igual una intolerancia que una alergia?

M: No es lo mismo intolerancia que alergia aunque tengan un nexo en común: la molécula histamina. Como hemos referido antes, en una intolerancia alimentaria el organismo reconoce el alimento como extraño. Esto provoca una respuesta inmunológica en el organismo en la que el mastocito (unas células especializadas localizadas en todos los tejidos) se rompe y libera importantes cantidades de histamina. Es esta histamina la que va a producir síntomas en el organismo.

En una alergia alimentaria, el organismo también reconoce el alimento como extraño con la diferencia que aquí hay una respuesta inmediata por parte de un tipo de anticuerpos, las Ig E, y los síntomas son de aparición más rápida y más severos.

La doctora Mercedes López Jiménez, buena amiga y mejor apoyo médico, a quien conocí a raíz de especializarme como nutricionista en el tratamiento dietético en caso de intolerancias alimentarias, lo explica muy bien con el siguiente ejemplo que quisiera trasladaros. Les cuenta a los pacientes que “la diferencia entre alergia e intolerancia, es como si estuviésemos hablando de transportes en una ciudad que no conocemos, en la que podemos llegar a algunos puntos mediante autobús y a otros mediante metro.

Para hacerlo por autobús no hay mucho problema porque se ve por donde circula y se cómo llegar a él (eso serían las alergias) pero para ir en metro hay que saber lo primero de su existencia y después donde para y su recorrido. Si lo desconocemos, no lo podemos usar”. Así, trasladado a las intolerancias alimentarias, si se desconocen los mecanismos por los cuáles se manifiestan distintas intolerancias, no se pueden detectar correctamente, por lo que el tratamiento no será el adecuado y la persona afectada no logrará la recuperación plena.

B: ¿Se puede detectar fácilmente una intolerancia?

M: Resulta fundamental realizar una valoración y un diagnóstico correctos por parte de un médico cualificado o de un especialista sanitario con conocimientos sobre el tema. Que sepa reconocer una intolerancia, que sepa que pruebas pedir y donde solicitar una analítica que facilite la labor de localizar las intolerancias alimentarias. La complejidad de su diagnóstico radica en que los receptores de histamina están en todas las células, lo que explica la diversidad de síntomas:

• Cabeza (jaquecas, migrañas, cefalea, vértigos, acúfenos, olvidos, torpeza mental-torpeza física…).

• Genito-urinario (endometriosis, infertilidad, abortos de repetición).

• Piel (dermatitis, piel seca, psoriasis).

• Digestivo (estreñimiento, diarrea, colon irritable, gases, hinchazón abdominal).

• Osteo-articular / Músculo-esquelético (fatiga crónica, fibromialgia, deshidratación intervertebral L5S1, calambres, contracturas, dolor de espalda, dolores articulares…).

• Disregulación secrecciones (saliva, lágrimas, flujo vaginal, dolor por presión, retención de líquidos).

Son muchos los pacientes que han visitado numerosas especialidades médicas fruto de los malestares que sufren y no encuentran la solución a sus problemas. Ocurre a muchos médicos que si no conocen qué es realmente una intolerancia (más allá de la celiaquía y las intolerancias por déficits enzimáticos) y cómo detectarla, no la pueden diagnosticar, y en consecuencia, la persona continuará encontrándose mal sin tener la solución a su problema de salud.

B: ¿Funcionan los test de intolerancia?

M: Posiblemente una de las razones por la que muchos profesionales, y tantas personas que se han hecho alguno de los llamados test de intolerancias, dicen que este tema es un fraude, es que la gran mayoría de analíticas para la detección de intolerancias a alimentos tienen muy poca (o nula) validez.

El análisis para detectar una intolerancia, en concreto una histaminosis alimentaria, es muy preciso, y debe medir la respuesta de liberación exagerada de histamina que provoca a nivel celular el consumo continuado de un alimento.

Esta detección es tremendamente compleja, y para ello no sirve una muestra de cabello, ni de saliva ni otras secreciones, tan solo una muestra de sangre. Para el correcto diagnóstico etiológico del síndrome de HANA se emplean estudios especiales de liberación de histamina en sangre periférica, que, en síntesis, consisten en estimular in vitro células del paciente (de la muestra de sangre) con determinados antígenos alimentarios y valorar el tipo de respuesta histamínica que se produce como consecuencia de esta interacción.

Esta técnica es, en nuestra experiencia de más de 30 años de diagnóstico y tratamiento, la de mayor rentabilidad diagnóstica, pero requiere un laborioso proceso de estandarización de antígenos y una alta especialización.

Desde la validación de esta técnica allá por el año 1982, han sido muchos los médicos de todas las especialidades los que han colaborado en la búsqueda de síntomas relacionados con las intolerancias alimentarias. Gracias a estas observaciones y a esta experiencia, se han podido realizar estudios y cientos de miles de pacientes han recuperado completamente su salud.

Mas información en:
Web: http://maitezudaire.com/
Tw: https://twitter.com/maitezudaire

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